Todavía me acuerdo de ese día.
Yo estaba acostada en la cama de mi mamá viendo la tele, no me acuerdo que era… y entonces llegó mi hermana y me dijo que estaba muerto.
Yo no le creí, le dije que no fuera payasa (¬¬).
Pero me dijo que era en serio, que lo había visto en las noticias. Yo estuve otros cinco minutos tratando de convencerme de que no era verdad, le dije mentirosa y grosera hasta que decidí aceptarlo.
Cuando me di cuenta y capté que de verdad se había muerto bajé la mirada y pensé ¿por qué? ¿por qué él? ¿por qué ahora?
Me sentí muy mal, rara, estaba triste y no entendía por qué.
No era mi actor favorito, nunca había seguido su carrera… lo recordaba en otras películas como… Casanova (…ni siquiera estoy segura), Secreto en
No sé… no me lo imaginaba con la carita blanca y su bonita sonrisa roja (aaaaaaahh), sólo lo podía ver al lado de Jake Gyllenhall y peinado así todo bonito él (aunque nunca me gustó), con su sonrisa de “Perdóname mi amor por ser tan guapo” en Casanova.
Pero no, el Joker no se mezclaba con él en mi imaginación.
Fue hasta que leí en una revista lo que había hecho para meterse en el personaje, cuando me di cuenta de que de verdad, él sería un gran Joker. Se había encerrado en una habitación de hotel, aparentemente aislado de la sociedad, a leer Arkham Asylum (:D :D :D) y The Killing Joke, principalmente. Estuvo ensayando distintas voces y gestos. Genial.
Entonces, cuando Warner empezó a mostrar algunas de las imágenes y lo vi caracterizado me convencí de que ese Joker me volvería loca.
De cierta forma, me había encariñado con él. Y esa noche estuve muy seria, no quería creerlo. Hasta le recé el salmo 23 (El señor es mi pastor, nada me faltará…).
Y cada que veía la propaganda de la película, me sentía triste y feliz. Feliz porque creo que no pudieron haber elegido un Joker mejor, y triste porque sólo lo tendría 2 horas y media para nunca más volver a verlo.
